Causalidad: Capítulo 5, No hay solo una verdad
Causalidad es una novela por entregas de misterio escrita por Carolina Santos. Cada semana publicaremos dos capítulos. El texto del capítulo siempre estará, pero además le acompañará el audiolibro de cada capítulo.
Toda la verdad será desvelada.
Capítulo 5: No hay solo una verdad
Todos los episodios:
– Amelia, necesito que me cuentes lo ocurrido hace dos años con todo lujo de detalles.
Ella inspiró hondo y comenzó:
>> Hace dos años, yo era una chica corriente. Tenía un grupo de amigas, y me enamoré de Mateo, el típico rubio de ojos azules. Nos conocíamos de toda la vida: a mí me gustaba desde que tenía once, y empezamos a salir cuando yo tenía solo trece.
El problema fue que poco a poco dejamos de querernos como antes. Cada vez nos peleábamos más, pero ninguno concebía la posibilidad de romper. El día que todo se torció, tuvimos una gran discusión. Decidí coger varios libros de la biblioteca e irme a un lugar escondido, con mi música. No le conté a nadie lo ocurrido. <<
Amelia hizo una pausa para tragar saliva. Me miraba con frustración, sin saber aún mi posición respecto a lo ocurrido. La miré y le di la mano.
– Necesito que sigas. Por favor – le pedí.
Ella se llenó de aire y continuó:
>>Sobre las ocho de la tarde, me llamó la hermana de Mateo para decirme que mi novio estaba en el hospital, que había recibido una puñalada y estaba grave.
Entré corriendo en casa y le pedí a mi hermano que me llevase a verle. Cuando llegué, ya era tarde: acababa de morir – se le rompió la voz – estaba en shock. No entendía lo que había ocurrido…
Días más tarde, me detuvieron acusada de su asesinato. Resultó que Mateo me engañaba con Emma, una de mis mejores amigas, la que ha muerto hoy. Ese sería mi móvil. Pero no cuentan con que yo no lo sabía. Jamás lo sospeché, ¿te lo puedes creer? – estaba llorando, con la frustración reflejada en su mirada – Además, apareció un vídeo de las cámaras de seguridad donde se ve a una persona exactamente igual que yo matarle. Pero te juro, Alec, te juro que yo no fui. <<
Hizo una pausa.
– Entiendo – dijo, con la voz entrecortada – que ahora quieras irte y no saber nada más de mí. Hazlo. No me critiques. Solo vete.
Le cogí de la barbilla y le di un beso en la mejilla.
– Sé que tú no fuiste. Aunque las pruebas dijeran lo contrario. Y te prometo que encontraré al culpable de todo.
Amelia me sonrió y me abrazó.
– No quiero volver, no quiero…
– Y no volverás, te lo aseguro.
Miré el reloj. Eran casi las dos de la mañana y Pablo estaría preocupado. Al ver que no podía hacer nada allí, me despedí de Amelia y llamé a mi hermano para que viniera a buscarme.
Salí de la comisaría fumándome un cigarro, para tranquilizarme. La noche no tenía estrellas, y hacía mucho frío.
Pablo tardó casi media hora en llegar, y yo creí que me congelaba vivo.
Cuando llegó el coche, me senté en el asiento de copiloto e instantáneamente Pablo me pegó una colleja.
– ¡Pero tú eres imbécil o qué! Ni una llamada. Ni una. No sabía dónde estabas, tío. Y encima me llamas para que te vaya a buscar a la comisaría. ¿Qué has hecho ahora, eh? Recién salido del Reformatorio…
Le conté lo de la detención de Amelia, y su enfado menguó.
– Tío, no cabe duda de que fue ella la que mató a su ex. Si tienen un vídeo…
– ¿Y si ha sido otra persona? Ella es incapaz de matar. Incapaz.
Nos quedamos los dos en silencio, admirando la plaza mayor del pueblo y sus casitas.
– Me gusta este pueblo – murmuró mi hermano – es más barato que Vallecas y está cerca de Madrid. Quién sabe, a lo mejor nos venimos a vivir aquí.
– Me has leído el pensamiento – sonreí.
CONTINUARÁ…
Escritora: Carolina Santos
Narradores: Carolina Santos y Rocky Rocker